TANTRA, FUNDAMENTO
El cuerpo es la piedra angular de la catedral tántrica. Para el Tantra, el cuerpo es mucho más que un maravilloso instrumento de manifestación, o un admirable mecanismo biológico, es divino.
Para captar la clave del Tantra, hay que comprender que:
- Mi cuerpo real es, de hecho, un universo de una complejidad extraordinaria, cuya vida secreta desconozco.
- Mi cuerpo vivido es una simple imagen, un esquema, una construcción mental, y es el único aspecto que conozco.
- Mi cuerpo es producido y animado por una Inteligencia creadora, la misma que suscita y preserva el universo, desde la más ínfima partícula subatómica a la más gigantesca de las innumerables galaxias.
- Mi cuerpo guarda, en sus profundidades ocultas, potencialidades insospechadas, energías extraordinarias, que en su mayoría quedan sin cultivar en el hombre común, pero que la práctica despierta y desarrolla.
- El cuerpo vivido, percibido, es una simple representación mental que no tiene mucho que ver con la grandiosidad del cuerpo real.
Dentro de esta perspectiva, el acto sexual tántrico es vivido de manera muy diferente. En el Tantra, no es el hombre el que hace el amor con la mujer, sino que dos universos se unen. El hombre y la mujer están conectados entre sí, los intercambios se hacen en todos los planos. Gozar es entonces un subproducto no esencial. En lugar de estar centrado en su placer egoísta, cada uno se abre al universo corporal del otro como al suyo propio. El orgasmo no se rechaza, pero no tiene importancia real, ni para Shakti, ni para Shiva.
- Viviendo en total apertura de espíritu y de sentidos, el amor sexual se convierte en una revelación.
- Mucho tiempo antes de que se produzca el orgasmo masculino, la pulsación sexual se convierte en lo que podría describirse, psicológicamente, como una cálida fusión de la pareja: Él y ella parecen fundirse verdaderamente uno dentro de otro.
- Sólo hay un hombre y una mujer que exploran sus sensaciones espontáneas, sin idea preconcebida en cuanto a lo que debería pasar, pues la contemplación no concierne a lo que debería suceder sino a lo que es.
- Se trata de establecer una corriente de intercambios entre los sentidos y su objeto, sin prisa, sin ningún deseo de posesión.
- En nuestra cultura, donde falta esta actitud, el contacto es breve, el orgasmo femenino raro o escaso, el hombre demasiado precoz, forzado por movimientos prematuros.
- La relación contemplativa, inmóvil, prolonga los intercambios casi indefinidamente, frena el orgasmo masculino sin molestias, no obliga al hombre a apartar forzadamente su atención del acto.
- Una vez habituados a este enfoque, se podrá ser muy activo, durante mucho tiempo, gratificando así a la mujer con un máximo de estimulación.
Lo que resulta indispensable para la participación total de cada célula es implicar a cada fibra del cuerpo de cada uno de los miembros de la pareja y esto lleva más de diez o quince